14/9/08

Hermanas Cossetini y María Elena Walsh

Por los niños:
  • Olga Cossettini fue una maestra y pedagoga argentina. Nació el 18 de agosto de 1898 en San Jorge, Provincia de Santa Fe.
Dedicó su vida, junto con su hermana Leticia a transformar la escuela tradicional, la cual recurría al castigo como recurso pedagógico y era ajena a la realidad social.

María Elena Walsh nació el 1 de febrero de 1930 en Ramos Mejía, suburbio de la ciudad de Buenos Aires. Caserón grande, con patios y gallinero, un pomerania negro, rosales, gatos, limoneros y naranjos y una higuera muy cómoda sobre cuyas ramas la hija rubia y pecosa de «un inglés del ferrocarril» leía durante la siesta de los mayores Los Tres Mosqueteros, Robinson Crusoe y La Cabaña del Tío Tom. Antes de finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, a los diesisiete años, escribió su primer libro: Otoño Imperdonable, libro de poemas que mereciera el segundo premio Municipal de Poesía. Ya antes, en 1945, había publicado sus primeros versos en la legendaria revista El Hogar y en el suplemento literario de La Nación.
  • En 1948, viajó a los Estados Unidos invitada por Juan Ramón Jiménez. En 1952 partió hacia Europa, radicándose en París durante cuatro años. Allí, con Leda Valladares, formó un dúo que se dedicó a difundir el folclore argentino, recibiendo premios y el aplauso del público. Es en esa época también que comienza a escribir versos para niños.
    Desde 1959 escribe guiones para TV, obras de teatro, canciones para niños. Las canciones de sus obras de teatro (Canciones para mirar, Doña Disparate y Bambuco, etc.), la letra y la música de sus canciones son cantadas por millares de niños en la Argentina, generación tras generación, quienes participan del mundo de fantasía e ingenio que les propone María Elena Walsh.

Unas de sus obras infantiles más bonitas, Dailan Kifki (1966).
Es un simpático elefante que llegó a la casa de la protagonista y cambió la
vida de toda la familia. A partir de este encuentro, la autora desarrolla una novela donde las situaciones más
desopilantes son contadas con la ternura necesaria para que sean inolvidables.


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